
Desde pequeña desarrolló un interés obsesivo por el arte, pero en Japón sus pinturas no estaban bien vistas, ya que en Japón había un arte más tradicional, por lo que se mudo a Nueva York.
Su arte se basa en la influencia de la naturaleza y en su obsesión por los lunares.En sus obras abundan las repeticiones de numerosos luneres. Su arte llamó la atención en Nueva York. En 1977 tomó la decisión de volver a Japón e ingresar en un centro para enfermos mentales. Actualmente sigue allí y al lado de este hospital tiene un estudio en el que sigue pintando, ya que pintar es su obsesión.
María Escriche Vivas
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